Agregadme (:

Las que querais hablar conmigo, o darme vuestra opinion sobre lo que sea (se aceptan todas las criticas que tengais) o tengais alguna duda sobre la historia podeis encontrarme mandandome un mensaje a esta direccion: dreamerofthesilence@gmail.com Ahi os lo dejo (: Gracias.

martes, 11 de septiembre de 2012

Importante :)

¡Hola lectoras y lectores! :) Quiero pediros un favor... si no os importa, ¿Podeis mirar mi blog de dibujos? Y si no es mucho pedir uniros... ahahaha sorry, os quiero :)
PD: Dejé de escribir esta historia porque pensé que nadia la leia... Si queréis que vuelva decidmelo en un comentario :)
http://trazosenpapeles.blogspot.com.es/

miércoles, 31 de agosto de 2011

Capitulo 4


“When you’re down and lost and you need a helping hand, when you’re down and lost alone the way, Oh, just tell yourself Ah… I’ll be OK.”

Grandes palabras de una gran canción, os diré, que algunas veces solo hace falta eso, confiarse de que todo va a seguir bien, de que todo irá tal y como tu has querido, pero otras veces, nada sale así.

Ya han pasado dos años, exactamente dos años desde que Alex murió… Mis padres dicen que se les ha pasado rápido, pero para mi, han sido los años mas duros de mi vida, los que mas me ha costado respirar, los que dormir por la noche era imposible, han sido días terribles que supongo que se repetirán por el resto de mi vida, porque para mi, estos dos años han sido los mas largos, supongo que es el efecto de la culpa que me invade dia y noche y apenas me deja descansar tranquila.

Ahora mismo, en el cementerio, en el lugar donde está la tumba de Alex, donde hay miles de rosas, amapolas, hortensias… de todas las flores imaginables, todas frescas, pero hoy es hoy, hoy es justamente dos años, hoy todos han venido a traerle flores, pero ellos no han estado aquí todos y cada uno de los sábados de todas las semanas como lo he hecho yo, con un ramo de flores en la mano y en la otra, depende del día mi bajo o mi cuaderno de recuerdos, que le voy leyendo poco a poco.

-Buenas tardes Alex…

Como todos los días la saludo y me siento con las piernas cruzadas en el césped que ha crecido al pie de su tumba, miro la lápida, la que todos los sábados leo, la que siempre me recuerda mi peor pesadilla: “ Alexandra Deason Streach 1992-2008 Muerta por la irresponsabilidad de otra persona, que aun sigue viva” Mas de una y dos veces ha estado esa lapida en las pesadillas que tengo cuando consigo dormirme, porque por el día no lloro, pero por la noche, lloro hasta secar las lagrimas que quedan dentro de mí. Mentiría si dijera que no me he intentado quitar la vida un par de veces cada vez que leía esa lápida.

-Hoy he traído el cuaderno…

Puede que me toméis por loca, y quizás lo estoy, pero hablar con ella cuando está muerta, aunque no me responda, me hace recordar cada respuesta que ella daría si  estuviera sentada a mi lado.

Abro el cuaderno y pongo la pagina por la que nos quedamos, estos son los mejores recuerdos que tenemos juntas, en realidad, el cuaderno era suyo, pero se lo quité un dia para leerlo y en mi casa se quedó. Empiezo a leer.

12 de marzo, 2006

Hoy hemos estado por primera vez en un lago que hay a las afueras de este pueblucho, nunca lo habíamos visto, pero es genial, el sol que pega desde el cielo, el agua fresquita… las hojas de los arboles que por esta época caen y crujen bajo nuestras pisadas, y sobretodo, la mejor compañía que se puede tener, mis amigos.

La idea fue de Mark, creo que lo encontró por uno de sus hermanos, que se traia aquí a las chicas para ligar, o eso tengo entendido…

Sea extendió la toalla al lado de la mía, aunque era césped, se estaba cómodo acostado allí, asique después de un rato tumbados, Mark decidió bañarse, y Sea se fue con el, como yo tenia la cámara empecé a hacerles fotos, algunas, como es costumbre en las que salian haciendo el tonto, pero felices, que eso es lo que importa. Cuando me cansé de hacer fotos enterré la cabeza en mis brazos, a ver si cojia algo de moreno y ya de paso me tapaba ese sol que tanto molestaba a los ojos, pero mi tranquilidad duró poquito, porque enseguida noté un cuerpo frio, mojado, encima del mio, recuerdo que grité.

-¡Mark! ¡Tio que estás frio!

Mark simplemente se rió y me cogió en peso para tirarme de lleno en el lago, el agua estaba super fría, pero ante la carcajada que soltó Sea acabé por reírme.

Empezamos a jugar con el agua, a capuzarnos, a hacer el tonto, y todo eso que se nos daba tan bien, hasta que se nos arrugó la piel demasiado y nos salimos. Mark cogió una guitarra, y a los primeros acordes que tocó ya sabíamos que canción iba a ser, asique Sea y yo empezamos a cantar.

“Hey everybody take a look around

Put your money where your mouth is

Take your eyes off the ground

We’ve got a hard day a coming

If we can’t work out

All the pissy little problems

That we’re fighting about”



De repente una mano se puso en mi hombro, sobresaltandome, hacienda que deje de leer ese trozo de cancion.

-Deja de culparte

-¿Qué haces aquí Mark?

-Vengo todos los sabados, igual que tu, pero no te molesto.

-Pues vale, me voy, es tu turno.

Me levanto tras cerrar el cuederno y poner las flores en su tumba, pero Mark me coge del brazo, haciendo que me gire violentamente.

-Sueltame

-¿Por qué lo haces?

-¿El que? ¿Por qué hago el que?

-Culparte

-Porque tengo la culpa

-No la tienes, ella se quería suicidar

-¿Y tu no la hubieras salvado?

-Si

-Pues yo no lo hice, dejé que se muriera

-No pudiste

-No morí

-No debías morir

-¿Y ella sí?

-Puede, eso no lo sabes

-Ni tú, asique metete en tus asuntos y déjame en paz.

Mark niega con la cabeza, mirando hacia el suelo, pero me suelta y yo salgo medio corriendo de allí.

La relación con Mark, que hasta hace dos años era de envidiar, se había roto, había dejado de existir, al principio intentábamos quedar, intentábamos vernos y que todo fuera igual, pero era imposible, siempre que quedábamos empezábamos a hablar de ella, empezábamos a decir razones por las que no queríamos vivir y otras por la que no merece la pena cortarse de un tajo las venas, pero siempre llegábamos al mismo punto, donde yo decía que me sentía culpable, y él me decía que no tenia porque, que en realidad, yo no había tenido la culpa de que el propósito de Alex se cumpliera, pero yo sabía que si, porque si hubiera empujado a Alex un poco mas hubiera podido llegar a los mandos, a los controles de aquel barco y quizás lo habría parado, pero no fue así, me rendí demasiado pronto.

Llego a casa con la respiración agitada, tengo muy claro lo que voy a hacer, quizás me intenten detener, aunque no lo conseguirán… ¿A quién quiero engañar? Nadie me va a querer detener. Abro la puerta y la cierro detrás mía de un portazo, corro hacia mi habitación, y, de debajo de la cama saco mi maleta grande.

Voy a irme, si, voy a irme de aquí, de este pueblo, de esta casa, me voy, tengo que escapar de las miradas acusadoras, de los susurros cuando paso por delante, de los falsos, de los ricos, de comerme la cabeza dia y noche, de todo, tengo que escapar de mi vida, de mi antigua vida, asique me voy, cojo mis cosas y me voy.

Meto todo lo que puedo en la maleta, la ropa, cepillo de dientes, peine, el dinero ahorrado, el cuaderno de Alex y las partituras de bajo. Cojo la funda del bajo y lo meto en ella, ya tengo todo lo que quiero, lo demás, lo dejo.

Bajo las escaleras esperando que nadie me oiga, no pienso despedirme de nadie, y mucho menos de nadie que me diga que me quede. Por suerte no encuentro a nadie en la puerta, ni en el jardín, asique corro hacia afuera dejando mi casa atrás, sin ninguna pena.

-¿Adonde te vas simplona?

Me doy la vuelta, esa voz… se quien es, es Darla, la barbie a la que siempre he odiado y la que ahora es la que más me culpa de todo por la muerte de Alex, como si eso le importara… Ahora se supone que fueron amigas, cuando en realidad se odiaban a muerte, pero a Darla, todo el mundo la cree.

-Creo que no te importa, metete en tus asuntos

-Primero asesinas a la que se supone que era tu mejor amiga y luego abandonas a tu familia, eres repugnante…

-¿Qué te importa a ti lo que hago? Asi me perderás de vista.

-Pero es que eres cruel eh…

-Cállate Darla

La miro a los ojos, amenazante, pero como siempre ella no para.

-¿Qué me vas a hacer? ¿Asesinarme como a Alex?

Me estoy poniendo de los nervios, las palabras no me salen, no puedo decir nada ¿Por qué? Porque aparte de saber que tiene razón, que yo asesiné a Alex, tengo tanta rabia contenida hacia ella que si hablo explotaré.

-¿Entonces me vas a matar? –ríe mirándome-

-Si no te callas puede

Se acerca a mi medio riendo, medio seria, con esa cara que tanto odio, y casi susurando, dice frente a mí:

-Eres una puta psicópata.

No sé cómo, no sé de donde saco la fuerza, ni cuando pasó, pero mi mano sale disparada, primero cerrándose en un puño, dando impulso hacia atrás y luego adelante, pegándole un puñetazo en la nariz, haciendo que Darla caiga hacia atrás y empiece a sangrarle. Me llevo las manos a la boca.

-Lo..lo siento..

Cojo mis maletas y todo lo que había dejado en el suelo y salgo corriendo de allí, dejando atrás a Darla quejándose y llorando porque le duele.

Ando hacia la parada de metro más cercana, que en realidad, de cercana tiene poco…

Voy por la mitad del camino, llevo una hora andando, no se como estos ricos pueden vivir asi… ¿Y si se les rompe el coche o algo? ¿Dónde están dos autobuses? ¿Y los trenes? Madre mia…

-Eh!

Me giro, no quiero más interrupciones en mi viaje, pero parece que las personas de este pueblo se unen una vez más para fastidiarme.

-¿Qué quieres Mark?

-No te vayas.

-¿Cómo?

-Que no te vayas a la ciudad…

-No, no, ¿Cómo sabes que me voy? ¿Cómo has sabido a donde iria?

-Te conozco, con eso me basta.

-Ya… Pues lo siento, tengo que irme.

-Pues voy contigo.

-No, gracias, viajo sola.

-¿Y cómo te las arreglarás?

-Como pueda.

Me doy la vuelta para seguir andando, con todo, para llegar hasta la estación de metro e irme. Y por supuesto, Mark me sigue.

-¿Y qué haré yo aquí solo?

-Te las apañarás.

-¿Sin ti?

-Sin mí.

-¿Y por que no me dejas ir contigo?

-Porque tengo que ir sola.

Mark se acerca y coge mi maleta ayudándome a llevarla, sé que no lo acepta, sé que le molesta que le diga que no quiero ir con él, se que se muere al verme marchar y no poder hacerlo él mismo, pero también sé que me apoyará siempre, y que respetará todas mis decisiones.

sábado, 25 de junio de 2011

Capitulo 3

No creo en los milagros, porque se supone que siempre salvan a la persona indicada, y en mi caso, no lo hicieron.

Abro los ojos y un inmenso dolor de cabeza invadió mi cuerpo… Estaba en mi cama, en mi habitación ¿Pero por qué? No recuerdo haberme acostado… Tampoco recuerdo haber llegado a casa… Me llevo las manos a los ojos y me los froto, intentando despejarme. Pongo los pies en el suelo, levantándome no sin cierta dificultad, miro alrededor un segundo y avanzo hacia el salón, bajando con cuidado  las escaleras.
Paso por el salón, llegando a la puerta de la cocina, pero me paro, no entro, desde aquí puedo distinguir unas voces familiares.

-¡Hemos tenido suerte! –Dice mi madre
-Si, la verdad, pero ¿Cómo se les ocurrió? –Mi padre
-¡Es asi de tonta!
-¡No llames tonta a tu hermana!
-¡Aceptadlo! ¡Es rara!
-Solo es diferente…
-Si, claro, y se va en barco a suicidarse
-Eso es lo que nos ha dicho Mark

Ahora lo recuerdo todo, tendré que llamar a Alex, a ver si esta bien, porque el golpe que nos dimos no fue pequeño…
Ahora si que entro en la cocina, de golpe, nada de rodeos. Todos los presentes me miran, con miradas de alegría, de sorpresa y… ¿Odio? En realidad, la mirada de mi hermano no se que tipo de mirada es… pero nada buena.
Mi madre se acerca diciéndome: “estas bien” y me abraza, ¿Cómo que si estoy bien?

-¿Qué pasa?
-Que estas bien -Sonríe mi padre
-Ah…Tengo hambre mamá
-¿Quieres que te prepare algo de comer?
-Eh... sí, pero primero voy a llamar a Alex, a ver como está.
-Pero cariño, ¿No te acuerdas? Alex ya no está en casa…
-¿Está comiendo fuera? Bueno, luego la llamaré
-No, pequeña, Alex…
-Está muerta.

Cuando las palabras de mi hermano llegaron a mis oídos, mi primera reacción fue negar con la cabeza, firmemente, pero luego mi padre asintió apenado, y las lagrimas se arremolinaron en mis ojos, luchando por salir, retrocedí dos pasos, no podía ser, Alex tenía que estar viva, ella venia conmigo en el barco cuando nos estrellamos, ella no podía estar muerta si yo estaba viva.

-No puede ser…
-Pues lo es…

Noto como algo se rompe dentro de mi, no me lo creo, no puedo creérmelo, no, Alex no, ella no…Salgo corriendo, escapo, salgo a la calle con el pijama puesto, ¿Qué mas da? Se muere mi mejor amiga, se ha muerto, ¿Voy a preocuparme por la imagen?
Corro por la calle, aun no lo creo, seguro que esta esperándome con Mark en el parque, seguro… Todo está extraño, como si fuera de otro color, todo esta silencioso, demasiado silencioso, y ahora ese silencio me parece un sonido horrible, creo que le tengo miedo. Huyo, corro, quiero irme fuera de la realidad, quiero que Alex vuelva y verla sonreir, que cantemos otra vez juntas Fucking Perfect esa canción que tanto nos gusta de Pink, quiero que su melena dorada brille al sol junto con sus mechas rojas, quiero ver su piercing del labio levantarse cuando sonríe, la quiero, a ella, ahora, porque no puede estar muerta.
Llego al parque, pensando que seguro que está, pero en nuestro banco no hay ninguna chica palidita y rubia, solo está el chico moreno con el que tantos momentos hemos pasado.
Al oírme llegar, frenando y cogiendo aire con dificultad por la carrera, Mark me mira, algo se enciende en su mirada, creo que se alegra de verme, aunque me mira un poco extrañado, quizás porque voy en pijama.

-Sea…

Mark se levanta, se acerca a mi y me toca como si tuviera miedo de que me fuera a desvanecer en cualquier momento, cuando se da cuenta de que de verdad estoy allí, me abraza, con todas sus fuerzas.

-Alex, Alex…

Mark no respondió y yo no podía decir otra cosa, no podía, no me salían otras palabras, ella no estaba allí, abrazándome con Mark, no estaba en el banco, sentada en su sitio en el respaldo, no estaba jugando con las piedrecitas, tirándonoslas, no estaba, simplemente no estaba. En su lugar, había un espantoso, horrible y doloroso silencio, que se instalaba en mi corazón sin ánimo de irse.
Mark trata de tranquilizarme, con palabras que consuelan, pero no lo suficiente, y estoy convencida de que él está igual que yo.

-No puede… ¿Por qué ha muerto ella? ¿Por qué no he muerto yo?
-Ella era la que quería morir, no tu…
-Pero eso no es justo, ¡No es justo! Ella tenia todo, tenia una vida por delante, siendo como ella siempre quiso, ¡ella podría haber llegado a cumplir su sueño! Yo no tengo ningún sueño que cumplir, nada, ¡Tendría que haber muerto yo!
-No digas eso, tú no has muerto porque no había llegado tu hora.
-¿Y la suya sí?
-No lo sé, supongo que si.
-Pues yo no.

Me deshice de su abrazo como pude, salí otra vez corriendo hacia casa, todavía llorando. Entré en casa cuando mi hermano salía de su habitación. Me miró y sonrió de lado.

-¿Ya aquí?
-¿Y papá y mamá?

No podía parar de llorar, y eso, me molestaba mucho, pero era normal, al fin y al cabo, siempre había sido mi mejor amiga…

-Se han ido a dar el pésame, creo.

Sin decir más, subo a mi habitación y me quito el pijama, me visto con la misma ropa de siempre, no pienso ir de negro, porque no acepto todavía que esta muerta, asique, el negro queda descartado. Una vez vestida bajo corriendo, para variar, las escaleras y salgo de casa gritándole a mi hermano un: “ya volveré”.
Ando rápido hasta casa de Alex, la gente que ahora hay en la calle me mira de manera distinta que antes, algunos no, algunos siguen con su superioridad, pero otros me miran apenados y otros me miran como si yo hubiera tenido la culpa, porque es verdad, yo tuve la culpa.
Llamo al timbre de la casa de Alex, probablemente sus padres me odien por lo que le he hecho a su hija, y tienen todo el derecho del mundo. La puerta se abre, y veo una cabecita rubia asomar por ella.

-Hola Sea
-Hola Stella, ¿Están tus padres en casa?
-Sí, pasa.

Stella es la hermana pequeña de Alex, es igual que ella, y de mayor, sin duda va a ser como nosotros.
Entro en la casa, supongo que están en el salón, pero la puerta está cerrada, asique, para no molestar, llamo.
Me abre el padre de Alex, que me mira tristemente, me abraza, creo que es la primera vez que no me habla mal o que no me echa de su casa…

-Ten encuenta que Sofi está muy afectada, pero tranquila, que nosotros no te culpamos de nada, por lo menos yo.

Tras susurrarme esto y separarnos le miro a los ojos, y si, puedo ver que está siendo sincero, que él no me culpa de nada, aunque tampoco lo necesito, ya me culpo yo solita.
Entro en el salón, bajo la atenta mirada de todos y cada uno de los allí presentes. Sofi, la madre de Alex se levanta y se acerca a mi, me mira, con la mirada mas fría que me han echado en la vida.

-¿Qué haces tu aquí?
-Venia a decir…

No me dejó terminar, me pegó una bofetada, que escoció, que picó, que dolió, pero lo peor no fue el dolor físico, lo peor, fue, que esa bofetada me la dio por una razón, la razón de que yo maté a su hija, de que yo tendría que haber muerto y su hija no, su hija tendría que estar ahora donde estoy yo, con su madre.

-Lo siento…
-¿Qué lo sientes? ¡¿Qué lo sientes?! FUERA DE MI CASA –Sofi empieza a gritar como una loca, a gritarme a mi- ¿Te crees que con un “lo siento” mi hija va a volver? ¿Enserio lo crees? ¡Tendrías que estar muerta! ¡Tendrías que haber muerto tú, no ella! ¡Seguro que podrías haberlo evitado! Y encima, tienes la cara de venir aquí, y decirme que lo sientes… ¡Que lo sientes! –Empieza a llorar descontroladamente- ¡Eso no va a hacer que vuelva! ¡Porque está muerta! ¡MUERTA!

La madre da Alex cae de rodillas en la alfombra, las lagrimas que se arremolinaban en mis ojos han empezado a salir, porque no es porque me lo haya dicho, es porque sé, que es verdad, que tiene razón en todo, en cada dolorosa palabra. En el salón se instala un asqueroso silencio que tan común se ha hecho en este dia para mi, que de repente, no escucho mas que eso, silencio. Salgo del salón mientras mis padres me miran apenados y el padre de Alex intenta a levantar a su esposa, sin mucho éxito, me despido de Stella con un seco “Adios” y salgo a la calle, respirando el aire fresco que ahora quema en mis pulmones. Camino hacia casa, sé lo que ahora mismo tengo que hacer para desahogar el dolor que me corroe por dentro, lo único que tengo que hacer, es hablar por medio de la música, es gritar canciones con mi bajo entre las manos.
Cuando llego a mi casa y entro, mi hermano está en el salón viendo la tele y comiendo patatas fritas, ni le saludo, directamente subo a mi habitación.
Una vez tengo el bajo sacado de la funda, entre mis manos, lo cojo con delicadeza y me siento con las piernas cruzadas encima de mi cama. Solo se me ocurre una canción en este momento, asique empiezo a deslizar los dedos por los trastes, por las cuerdas de mi querido instrumento perfectamente afinado, mientras de él, salen los acordes de Silence is a scary sound mientras mi voz la entona.

I look into the sky
And I have to ask why
She’d go and leave me
Oh why do feelings have to die?
Was it all just a sing?
Of what it’s meant to be
Well I’m too exited
The end of this can be sighted
She’s over due for a break up
I better go she blows my brains out
Silence is a scary sound…

martes, 21 de junio de 2011

Capitulo 2

Se dice que no tienes que sentir que eres menos que los demás, que no tienes que pensar que no eres nadie, si tanto lo dicen, si tanto insisten. ¿Por qué seguimos sintiéndolo?

Las semanas que sucedieron a ese día pasaron muy raras, aunque no creo que fueran las semanas, si no Alex, ella estaba muy rara, yo tenía miedo de perderla, como al traidor, creo que su madre habló con ella aquella noche. Y tengo miedo, porque si ella se va, solo seremos dos contra toda una especie.
Mark y yo estamos sentados en un banco, sin nada que hacer, hoy Alex tampoco ha salido, lleva tres días seguidos sin hacerlo, nuevo record. No sé si Mark se da cuenta, pero la estamos perdiendo.

-Mark – Le miré, estaba jugando con una ramita de los arboles que se había caído.
-Dime - Levantó la cabeza para mirarme.
-Le pasa algo a Alex – Le miro a los ojos - ¿No la notas rara?
-Sí, y creo que su madre ha hablado con ella.
- Ya, yo también lo creo.
- Vamos – se levanta
-¿Qué? – Me levanto desconcertada, me coge de la muñeca y tira de mí.
-A su casa.
-¿A su casa? ¿Estás loco? –Le miro mal – ¡La última vez que estuvimos allí nos echaron con una escoba!

Mark se ríe. Es verdad, la última vez que estuvimos allí, la madre de Alex nos echó de casa con una escoba, porque hacíamos mucho ruido o algo así. Luego le prohibieron a Alex que nos volviera a ver, pero ella no acepto eso como una norma, así que seguimos saliendo juntos los tres.
Ya estamos delante de la puerta de casa de Alex, no creo que nos abran, asique tengo una idea.

-Ven, por aquí. – Tiro de Mark hasta la parte de atrás.
-¿Adónde? –Pregunta sorprendido.
- ¿Desde donde crees que llamaba a Alex? –le miro- ¿Creías que entraba en su casa?
- ¡Yo que sé! –reímos los dos.

Llegamos a la parte de atrás, por suerte, me sé cada una de las habitaciones de la casa y el ventanal de abajo es la habitación de Alex, y con lo que a ella le gusta la luz, sus persianas nunca están bajadas.
Mark hace un ruido extraño, y le hago el signo del silencio poniendo un dedo sobre mis labios y se calla al instante. En este momento me siento como en una película de esas de acción… Nos agachamos debajo del ventanal y subimos las cabezas lentamente para ver su habitación, donde seguramente estará.
Lo que vemos, o por lo menos lo que yo veo, no me gusta nada. Alex está de pie, frente al espejo, con una de esas minifaldas que siempre llevan las chicas de la banda de la barbie, una camisa rosa y su pelo rubio, sin sus mechas ni sus recogidos… Está liso, sobre sus hombros, tipo chica pija.
Miro a Mark, está igual de impresionado que yo, porque esa que tenemos delante, puede llamarse Alexandra, pero no es nuestra Alex.
La puerta de la habitación de Alex se abre y nos agachamos rápidamente para que, quien haya entrado no nos vea. Después de unos pocos segundos, la voz del padre de Alex llega a nuestros oídos.

-Cariño, estas guapísima.

Esperamos la respuesta de Alex, y esperamos que sea la que queremos oír.

-Papá, esto no me gusta, siento que estoy traicionando a mis amigos…
- ¿A esos dos? – El padre de Alex hace una pausa – Cariño, ellos son malas influencias, tu vas a ser la mejor hija, seguro.
- Pero papá, ¿A quién piensas engañar? ¡Yo no soy así! Esto es lo que siempre he odiado…
- Hazlo por tu madre, ya sabes cómo está… ella quiere que seas así, y yo también, asique, haznos caso y júntate con Clos y todos estos, que son mejores que los otros dos…

Se oye otra vez la puerta, parece que el padre de Alex ha terminado de hablar… ¿Qué somos malas influencias?... Oigo la voz de Alex.

-No hay nadie mejor que ellos dos…

Los dos nos miramos sonriendo, después de todo, nuestra Alex no se había ido ¿O sí?

-Chicos, lo siento mucho, pero mi padre me obliga, y yo no quiero, no quiero, lo siento mucho, pero esto me supera, no puedo ir en contra de mis principios, que sepáis que os quiero muchísimo aunque ahora mismo no podáis oírme, lo siento, porque sé que después de esto vais a sufrir, pero os esperaré allá donde vaya, siempre estaré acompañándoos, dentro de vuestros corazones.

Esas palabras me conmovieron, fueron más que palabras, más que simples letras unidas vacías de significado. Esas palabras fueron más que una frase, y probablemente, lo mejor que me han dicho nunca. Pero no es todo tan bonito, nada más escuchar esas palabras se que algo va realmente mal.
Me levanto de un tirón, levantando a Mark conmigo, y miro por la ventana, Alex ya no está en su habitación.

-¿Nos vamos? –Pregunta Mark
-Shh –Le mando callar.

La puerta de la entrada se abre y se oye el portazo que indica que alguien ha salido.
Alex ha salido, se ha vestido como siempre, sus pantalones bajos, su sudadera holgada aunque hiciera muchísimo calor. Como era de esperar para Mark, andamos detrás de ella. Miro hacia delante, estudio todos los movimientos que hace intentando adivinar qué es lo que quiere hacer. Sus hombros se convulsionan levemente. ¿Está llorando? Sigue andando, dirección al puerto, no sé que pretende pero nada bueno. Sube a su barco familiar y lo prepara todo para salir del puerto, después de diez minutos desatando cabos, arranca, pero no se mueve, es el momento de intervenir.

-¡Alex! ¿Adónde vas? –Me acerco mirándola con una sonrisa

Alex llora, me mira con sus ojos marrones que ahora están rojizos, intenta sonreír, pero no puede. Mark se coloca a mi lado y la mira igual que yo, ella rompe a llorar fuertemente.

-Alex, ¿Qué pasa?

Alex no responde, solo niega con la cabeza y mueve los labios, aunque ningún sonido sale de su boca, pero sin duda, entiendo un “lo siento” y un “os quiero” Sin más, arranca el barco y yo, sin pensarlo doy un salto y subo. Mark no ha subido, ya estamos demasiado lejos para que pueda llegar saltando, asique me giro y le grito:

-¡Mark! ¡Síguenos con otro barco!

Mark reacciona y sube al barco de al lado, quita los cabos, costosamente, y consigue arrancar, pero nosotras ya estamos muy lejos. Me giro hacia Alex, que me mira llorando.

-No deberías haber subido, Sea.
-¿Cómo? ¿Qué pasa Alex?
-No deberías haber subido, ahora seremos dos.
-¿Qué? ¿Ales qué coño está pasando? ¿Por qué no contestas?
-Aunque mejor así, moriremos las dos juntas, si.
-¿Qué? ¿Pero qué dices?

Alex sonríe y aumenta la velocidad, dirigiéndose hasta… Una isla rocosa… Se ha vuelto loca, tengo miedo, miro hacia atrás y veo a Mark seguirnos, le hago señas para que vaya más rápido, y este acelera, pero no lo suficiente, Alex y yo nos acercamos a la isla demasiado deprisa, si chocamos moriremos las dos.

-Alex, estate quieta por favor, ¿Qué haces? ¿Es que te has vuelto loca?
-¿Es que no lo entiendes Sea? Nadie nos quiere aquí, no deberíamos existir, solo somos un error de la naturaleza, ¡Borrémoslo!

Ahora lo entiendo todo, se ha vuelto loca, pero porque le han dicho tantas veces que es mala, que es un error, que lo único que quiere es desaparecer, pero ella no es un error, nadie es un error en esta vida, e intento que entre en razón.

-Alex, tú no eres un error.

Alex se gira para mirarme, sin cambiar el rumbo del barco, que va a toda pastilla. Me mira con cara desafiante, da miedo.

-¿Cómo que no? ¿Entonces que somos?
-¡Personas! Normales y corrientes como todo el mundo, con seres que nos quieren.
-¿Y quién me quiere tal y como soy?
-¿No te valemos Mark y yo?
-No es suficiente, desapareceremos juntas, seguro que somos muchísimo más felices allá donde vallamos.

Ríe histéricamente y me mira, estamos a punto de estrellarnos, nos quedan como mucho treinta segundos. Intento llegar al panel de mando, pero ella me lo impide, no me deja, con su cuerpo obstruye el paso, veo la isla y sus rocas afiladas demasiado cerca, vamos a morir, las lágrimas caen de mis ojos.

-¡Pero yo no quiero morir!
-¡Confía en mí! ¡Va a ser genial!

El miedo me puede, voy a morir, tan joven, no puede ser, y Alex también ¿Y todo por qué? Porque esta sociedad no acepta a nadie que no sea igual que ellos, no nos acepta, y ahora, juntas vamos a morir.
Me abrazo a Alex, por lo menos, si morimos, lo haremos juntas, tal y como ella quiere, asique la abrazo con todas mis fuerzas y llorando, espero el golpe que me llevará a lo que quiera que haya más allá de la vida.