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Las que querais hablar conmigo, o darme vuestra opinion sobre lo que sea (se aceptan todas las criticas que tengais) o tengais alguna duda sobre la historia podeis encontrarme mandandome un mensaje a esta direccion: dreamerofthesilence@gmail.com Ahi os lo dejo (: Gracias.

sábado, 25 de junio de 2011

Capitulo 3

No creo en los milagros, porque se supone que siempre salvan a la persona indicada, y en mi caso, no lo hicieron.

Abro los ojos y un inmenso dolor de cabeza invadió mi cuerpo… Estaba en mi cama, en mi habitación ¿Pero por qué? No recuerdo haberme acostado… Tampoco recuerdo haber llegado a casa… Me llevo las manos a los ojos y me los froto, intentando despejarme. Pongo los pies en el suelo, levantándome no sin cierta dificultad, miro alrededor un segundo y avanzo hacia el salón, bajando con cuidado  las escaleras.
Paso por el salón, llegando a la puerta de la cocina, pero me paro, no entro, desde aquí puedo distinguir unas voces familiares.

-¡Hemos tenido suerte! –Dice mi madre
-Si, la verdad, pero ¿Cómo se les ocurrió? –Mi padre
-¡Es asi de tonta!
-¡No llames tonta a tu hermana!
-¡Aceptadlo! ¡Es rara!
-Solo es diferente…
-Si, claro, y se va en barco a suicidarse
-Eso es lo que nos ha dicho Mark

Ahora lo recuerdo todo, tendré que llamar a Alex, a ver si esta bien, porque el golpe que nos dimos no fue pequeño…
Ahora si que entro en la cocina, de golpe, nada de rodeos. Todos los presentes me miran, con miradas de alegría, de sorpresa y… ¿Odio? En realidad, la mirada de mi hermano no se que tipo de mirada es… pero nada buena.
Mi madre se acerca diciéndome: “estas bien” y me abraza, ¿Cómo que si estoy bien?

-¿Qué pasa?
-Que estas bien -Sonríe mi padre
-Ah…Tengo hambre mamá
-¿Quieres que te prepare algo de comer?
-Eh... sí, pero primero voy a llamar a Alex, a ver como está.
-Pero cariño, ¿No te acuerdas? Alex ya no está en casa…
-¿Está comiendo fuera? Bueno, luego la llamaré
-No, pequeña, Alex…
-Está muerta.

Cuando las palabras de mi hermano llegaron a mis oídos, mi primera reacción fue negar con la cabeza, firmemente, pero luego mi padre asintió apenado, y las lagrimas se arremolinaron en mis ojos, luchando por salir, retrocedí dos pasos, no podía ser, Alex tenía que estar viva, ella venia conmigo en el barco cuando nos estrellamos, ella no podía estar muerta si yo estaba viva.

-No puede ser…
-Pues lo es…

Noto como algo se rompe dentro de mi, no me lo creo, no puedo creérmelo, no, Alex no, ella no…Salgo corriendo, escapo, salgo a la calle con el pijama puesto, ¿Qué mas da? Se muere mi mejor amiga, se ha muerto, ¿Voy a preocuparme por la imagen?
Corro por la calle, aun no lo creo, seguro que esta esperándome con Mark en el parque, seguro… Todo está extraño, como si fuera de otro color, todo esta silencioso, demasiado silencioso, y ahora ese silencio me parece un sonido horrible, creo que le tengo miedo. Huyo, corro, quiero irme fuera de la realidad, quiero que Alex vuelva y verla sonreir, que cantemos otra vez juntas Fucking Perfect esa canción que tanto nos gusta de Pink, quiero que su melena dorada brille al sol junto con sus mechas rojas, quiero ver su piercing del labio levantarse cuando sonríe, la quiero, a ella, ahora, porque no puede estar muerta.
Llego al parque, pensando que seguro que está, pero en nuestro banco no hay ninguna chica palidita y rubia, solo está el chico moreno con el que tantos momentos hemos pasado.
Al oírme llegar, frenando y cogiendo aire con dificultad por la carrera, Mark me mira, algo se enciende en su mirada, creo que se alegra de verme, aunque me mira un poco extrañado, quizás porque voy en pijama.

-Sea…

Mark se levanta, se acerca a mi y me toca como si tuviera miedo de que me fuera a desvanecer en cualquier momento, cuando se da cuenta de que de verdad estoy allí, me abraza, con todas sus fuerzas.

-Alex, Alex…

Mark no respondió y yo no podía decir otra cosa, no podía, no me salían otras palabras, ella no estaba allí, abrazándome con Mark, no estaba en el banco, sentada en su sitio en el respaldo, no estaba jugando con las piedrecitas, tirándonoslas, no estaba, simplemente no estaba. En su lugar, había un espantoso, horrible y doloroso silencio, que se instalaba en mi corazón sin ánimo de irse.
Mark trata de tranquilizarme, con palabras que consuelan, pero no lo suficiente, y estoy convencida de que él está igual que yo.

-No puede… ¿Por qué ha muerto ella? ¿Por qué no he muerto yo?
-Ella era la que quería morir, no tu…
-Pero eso no es justo, ¡No es justo! Ella tenia todo, tenia una vida por delante, siendo como ella siempre quiso, ¡ella podría haber llegado a cumplir su sueño! Yo no tengo ningún sueño que cumplir, nada, ¡Tendría que haber muerto yo!
-No digas eso, tú no has muerto porque no había llegado tu hora.
-¿Y la suya sí?
-No lo sé, supongo que si.
-Pues yo no.

Me deshice de su abrazo como pude, salí otra vez corriendo hacia casa, todavía llorando. Entré en casa cuando mi hermano salía de su habitación. Me miró y sonrió de lado.

-¿Ya aquí?
-¿Y papá y mamá?

No podía parar de llorar, y eso, me molestaba mucho, pero era normal, al fin y al cabo, siempre había sido mi mejor amiga…

-Se han ido a dar el pésame, creo.

Sin decir más, subo a mi habitación y me quito el pijama, me visto con la misma ropa de siempre, no pienso ir de negro, porque no acepto todavía que esta muerta, asique, el negro queda descartado. Una vez vestida bajo corriendo, para variar, las escaleras y salgo de casa gritándole a mi hermano un: “ya volveré”.
Ando rápido hasta casa de Alex, la gente que ahora hay en la calle me mira de manera distinta que antes, algunos no, algunos siguen con su superioridad, pero otros me miran apenados y otros me miran como si yo hubiera tenido la culpa, porque es verdad, yo tuve la culpa.
Llamo al timbre de la casa de Alex, probablemente sus padres me odien por lo que le he hecho a su hija, y tienen todo el derecho del mundo. La puerta se abre, y veo una cabecita rubia asomar por ella.

-Hola Sea
-Hola Stella, ¿Están tus padres en casa?
-Sí, pasa.

Stella es la hermana pequeña de Alex, es igual que ella, y de mayor, sin duda va a ser como nosotros.
Entro en la casa, supongo que están en el salón, pero la puerta está cerrada, asique, para no molestar, llamo.
Me abre el padre de Alex, que me mira tristemente, me abraza, creo que es la primera vez que no me habla mal o que no me echa de su casa…

-Ten encuenta que Sofi está muy afectada, pero tranquila, que nosotros no te culpamos de nada, por lo menos yo.

Tras susurrarme esto y separarnos le miro a los ojos, y si, puedo ver que está siendo sincero, que él no me culpa de nada, aunque tampoco lo necesito, ya me culpo yo solita.
Entro en el salón, bajo la atenta mirada de todos y cada uno de los allí presentes. Sofi, la madre de Alex se levanta y se acerca a mi, me mira, con la mirada mas fría que me han echado en la vida.

-¿Qué haces tu aquí?
-Venia a decir…

No me dejó terminar, me pegó una bofetada, que escoció, que picó, que dolió, pero lo peor no fue el dolor físico, lo peor, fue, que esa bofetada me la dio por una razón, la razón de que yo maté a su hija, de que yo tendría que haber muerto y su hija no, su hija tendría que estar ahora donde estoy yo, con su madre.

-Lo siento…
-¿Qué lo sientes? ¡¿Qué lo sientes?! FUERA DE MI CASA –Sofi empieza a gritar como una loca, a gritarme a mi- ¿Te crees que con un “lo siento” mi hija va a volver? ¿Enserio lo crees? ¡Tendrías que estar muerta! ¡Tendrías que haber muerto tú, no ella! ¡Seguro que podrías haberlo evitado! Y encima, tienes la cara de venir aquí, y decirme que lo sientes… ¡Que lo sientes! –Empieza a llorar descontroladamente- ¡Eso no va a hacer que vuelva! ¡Porque está muerta! ¡MUERTA!

La madre da Alex cae de rodillas en la alfombra, las lagrimas que se arremolinaban en mis ojos han empezado a salir, porque no es porque me lo haya dicho, es porque sé, que es verdad, que tiene razón en todo, en cada dolorosa palabra. En el salón se instala un asqueroso silencio que tan común se ha hecho en este dia para mi, que de repente, no escucho mas que eso, silencio. Salgo del salón mientras mis padres me miran apenados y el padre de Alex intenta a levantar a su esposa, sin mucho éxito, me despido de Stella con un seco “Adios” y salgo a la calle, respirando el aire fresco que ahora quema en mis pulmones. Camino hacia casa, sé lo que ahora mismo tengo que hacer para desahogar el dolor que me corroe por dentro, lo único que tengo que hacer, es hablar por medio de la música, es gritar canciones con mi bajo entre las manos.
Cuando llego a mi casa y entro, mi hermano está en el salón viendo la tele y comiendo patatas fritas, ni le saludo, directamente subo a mi habitación.
Una vez tengo el bajo sacado de la funda, entre mis manos, lo cojo con delicadeza y me siento con las piernas cruzadas encima de mi cama. Solo se me ocurre una canción en este momento, asique empiezo a deslizar los dedos por los trastes, por las cuerdas de mi querido instrumento perfectamente afinado, mientras de él, salen los acordes de Silence is a scary sound mientras mi voz la entona.

I look into the sky
And I have to ask why
She’d go and leave me
Oh why do feelings have to die?
Was it all just a sing?
Of what it’s meant to be
Well I’m too exited
The end of this can be sighted
She’s over due for a break up
I better go she blows my brains out
Silence is a scary sound…

martes, 21 de junio de 2011

Capitulo 2

Se dice que no tienes que sentir que eres menos que los demás, que no tienes que pensar que no eres nadie, si tanto lo dicen, si tanto insisten. ¿Por qué seguimos sintiéndolo?

Las semanas que sucedieron a ese día pasaron muy raras, aunque no creo que fueran las semanas, si no Alex, ella estaba muy rara, yo tenía miedo de perderla, como al traidor, creo que su madre habló con ella aquella noche. Y tengo miedo, porque si ella se va, solo seremos dos contra toda una especie.
Mark y yo estamos sentados en un banco, sin nada que hacer, hoy Alex tampoco ha salido, lleva tres días seguidos sin hacerlo, nuevo record. No sé si Mark se da cuenta, pero la estamos perdiendo.

-Mark – Le miré, estaba jugando con una ramita de los arboles que se había caído.
-Dime - Levantó la cabeza para mirarme.
-Le pasa algo a Alex – Le miro a los ojos - ¿No la notas rara?
-Sí, y creo que su madre ha hablado con ella.
- Ya, yo también lo creo.
- Vamos – se levanta
-¿Qué? – Me levanto desconcertada, me coge de la muñeca y tira de mí.
-A su casa.
-¿A su casa? ¿Estás loco? –Le miro mal – ¡La última vez que estuvimos allí nos echaron con una escoba!

Mark se ríe. Es verdad, la última vez que estuvimos allí, la madre de Alex nos echó de casa con una escoba, porque hacíamos mucho ruido o algo así. Luego le prohibieron a Alex que nos volviera a ver, pero ella no acepto eso como una norma, así que seguimos saliendo juntos los tres.
Ya estamos delante de la puerta de casa de Alex, no creo que nos abran, asique tengo una idea.

-Ven, por aquí. – Tiro de Mark hasta la parte de atrás.
-¿Adónde? –Pregunta sorprendido.
- ¿Desde donde crees que llamaba a Alex? –le miro- ¿Creías que entraba en su casa?
- ¡Yo que sé! –reímos los dos.

Llegamos a la parte de atrás, por suerte, me sé cada una de las habitaciones de la casa y el ventanal de abajo es la habitación de Alex, y con lo que a ella le gusta la luz, sus persianas nunca están bajadas.
Mark hace un ruido extraño, y le hago el signo del silencio poniendo un dedo sobre mis labios y se calla al instante. En este momento me siento como en una película de esas de acción… Nos agachamos debajo del ventanal y subimos las cabezas lentamente para ver su habitación, donde seguramente estará.
Lo que vemos, o por lo menos lo que yo veo, no me gusta nada. Alex está de pie, frente al espejo, con una de esas minifaldas que siempre llevan las chicas de la banda de la barbie, una camisa rosa y su pelo rubio, sin sus mechas ni sus recogidos… Está liso, sobre sus hombros, tipo chica pija.
Miro a Mark, está igual de impresionado que yo, porque esa que tenemos delante, puede llamarse Alexandra, pero no es nuestra Alex.
La puerta de la habitación de Alex se abre y nos agachamos rápidamente para que, quien haya entrado no nos vea. Después de unos pocos segundos, la voz del padre de Alex llega a nuestros oídos.

-Cariño, estas guapísima.

Esperamos la respuesta de Alex, y esperamos que sea la que queremos oír.

-Papá, esto no me gusta, siento que estoy traicionando a mis amigos…
- ¿A esos dos? – El padre de Alex hace una pausa – Cariño, ellos son malas influencias, tu vas a ser la mejor hija, seguro.
- Pero papá, ¿A quién piensas engañar? ¡Yo no soy así! Esto es lo que siempre he odiado…
- Hazlo por tu madre, ya sabes cómo está… ella quiere que seas así, y yo también, asique, haznos caso y júntate con Clos y todos estos, que son mejores que los otros dos…

Se oye otra vez la puerta, parece que el padre de Alex ha terminado de hablar… ¿Qué somos malas influencias?... Oigo la voz de Alex.

-No hay nadie mejor que ellos dos…

Los dos nos miramos sonriendo, después de todo, nuestra Alex no se había ido ¿O sí?

-Chicos, lo siento mucho, pero mi padre me obliga, y yo no quiero, no quiero, lo siento mucho, pero esto me supera, no puedo ir en contra de mis principios, que sepáis que os quiero muchísimo aunque ahora mismo no podáis oírme, lo siento, porque sé que después de esto vais a sufrir, pero os esperaré allá donde vaya, siempre estaré acompañándoos, dentro de vuestros corazones.

Esas palabras me conmovieron, fueron más que palabras, más que simples letras unidas vacías de significado. Esas palabras fueron más que una frase, y probablemente, lo mejor que me han dicho nunca. Pero no es todo tan bonito, nada más escuchar esas palabras se que algo va realmente mal.
Me levanto de un tirón, levantando a Mark conmigo, y miro por la ventana, Alex ya no está en su habitación.

-¿Nos vamos? –Pregunta Mark
-Shh –Le mando callar.

La puerta de la entrada se abre y se oye el portazo que indica que alguien ha salido.
Alex ha salido, se ha vestido como siempre, sus pantalones bajos, su sudadera holgada aunque hiciera muchísimo calor. Como era de esperar para Mark, andamos detrás de ella. Miro hacia delante, estudio todos los movimientos que hace intentando adivinar qué es lo que quiere hacer. Sus hombros se convulsionan levemente. ¿Está llorando? Sigue andando, dirección al puerto, no sé que pretende pero nada bueno. Sube a su barco familiar y lo prepara todo para salir del puerto, después de diez minutos desatando cabos, arranca, pero no se mueve, es el momento de intervenir.

-¡Alex! ¿Adónde vas? –Me acerco mirándola con una sonrisa

Alex llora, me mira con sus ojos marrones que ahora están rojizos, intenta sonreír, pero no puede. Mark se coloca a mi lado y la mira igual que yo, ella rompe a llorar fuertemente.

-Alex, ¿Qué pasa?

Alex no responde, solo niega con la cabeza y mueve los labios, aunque ningún sonido sale de su boca, pero sin duda, entiendo un “lo siento” y un “os quiero” Sin más, arranca el barco y yo, sin pensarlo doy un salto y subo. Mark no ha subido, ya estamos demasiado lejos para que pueda llegar saltando, asique me giro y le grito:

-¡Mark! ¡Síguenos con otro barco!

Mark reacciona y sube al barco de al lado, quita los cabos, costosamente, y consigue arrancar, pero nosotras ya estamos muy lejos. Me giro hacia Alex, que me mira llorando.

-No deberías haber subido, Sea.
-¿Cómo? ¿Qué pasa Alex?
-No deberías haber subido, ahora seremos dos.
-¿Qué? ¿Ales qué coño está pasando? ¿Por qué no contestas?
-Aunque mejor así, moriremos las dos juntas, si.
-¿Qué? ¿Pero qué dices?

Alex sonríe y aumenta la velocidad, dirigiéndose hasta… Una isla rocosa… Se ha vuelto loca, tengo miedo, miro hacia atrás y veo a Mark seguirnos, le hago señas para que vaya más rápido, y este acelera, pero no lo suficiente, Alex y yo nos acercamos a la isla demasiado deprisa, si chocamos moriremos las dos.

-Alex, estate quieta por favor, ¿Qué haces? ¿Es que te has vuelto loca?
-¿Es que no lo entiendes Sea? Nadie nos quiere aquí, no deberíamos existir, solo somos un error de la naturaleza, ¡Borrémoslo!

Ahora lo entiendo todo, se ha vuelto loca, pero porque le han dicho tantas veces que es mala, que es un error, que lo único que quiere es desaparecer, pero ella no es un error, nadie es un error en esta vida, e intento que entre en razón.

-Alex, tú no eres un error.

Alex se gira para mirarme, sin cambiar el rumbo del barco, que va a toda pastilla. Me mira con cara desafiante, da miedo.

-¿Cómo que no? ¿Entonces que somos?
-¡Personas! Normales y corrientes como todo el mundo, con seres que nos quieren.
-¿Y quién me quiere tal y como soy?
-¿No te valemos Mark y yo?
-No es suficiente, desapareceremos juntas, seguro que somos muchísimo más felices allá donde vallamos.

Ríe histéricamente y me mira, estamos a punto de estrellarnos, nos quedan como mucho treinta segundos. Intento llegar al panel de mando, pero ella me lo impide, no me deja, con su cuerpo obstruye el paso, veo la isla y sus rocas afiladas demasiado cerca, vamos a morir, las lágrimas caen de mis ojos.

-¡Pero yo no quiero morir!
-¡Confía en mí! ¡Va a ser genial!

El miedo me puede, voy a morir, tan joven, no puede ser, y Alex también ¿Y todo por qué? Porque esta sociedad no acepta a nadie que no sea igual que ellos, no nos acepta, y ahora, juntas vamos a morir.
Me abrazo a Alex, por lo menos, si morimos, lo haremos juntas, tal y como ella quiere, asique la abrazo con todas mis fuerzas y llorando, espero el golpe que me llevará a lo que quiera que haya más allá de la vida.

lunes, 20 de junio de 2011

Capitulo 1

Cuando las cosas más pequeñas son las que valen mucho, y sientes que nada se va a torcer, entonces, solo entonces, es cuando eres feliz.
Pero a veces eso se tuerce demasiado, se rompe, se quiebra, se va, sin querer, todo se pierde y te hundes en el peor sonido que jamás ha existido, el silencio. ¿Qué como lo sé? Porque yo ya he caído en él unas cuantas veces.

Soy Brooke, aunque los pocos amigos que tengo me llaman Sea, porque dicen que mis ojos son del mismo color que el mar, azules verdosos, aunque con la luz, se ponen dorados o de muchos colores. Si, mis ojos son raros, se puede decir que mi pelo, castaño, corto, un poco ondulado solo cuando me lo mojo, con flequillo hacia el lado y con las puntas lilas también es raro, y la forma de vestirme es diferente a todos los demás, mientras que las chicas llevan falditas que servirían de cinturones yo llevo pantalones vaqueros rotos, a veces hasta con cadenas, en realidad, toda yo soy rara, pero la verdad es que no me importa, porque simplemente, soy como soy.
Vivo en un pueblucho demasiado pequeño, y aunque necesito irme, no puedo. En mi pueblo está lo básico, ni cines, ni grandes centros comerciales, ni discotecas... tiene lo básico, un colegio, un parque, un supermercado y tendrá unas cuarenta casas, diréis que nos conocemos todos y nos llevamos bien ¿verdad? Pues no, en realidad solo me llevo bien con dos, mi mejor amiga, Alexandra y mi mejor amigo, Mark.
Los tres odiamos a todos los demás. ¿Os habéis creído que mi pueblo es con pastores y cosas de esas? No, son todos unos pijos, unos ricachones, las casas son mansiones y no tenemos nada de las cosas anteriores porque prefieren ir en limusina a la ciudad y presumir, que andar dos metros. En dos palabra, dan asco, mis vecinos dan asco, mi hermano da asco, mis padres dan asco, todo el mundo en este pueblo me da asco, menos mis amigos claro…
El año pasado, sin ir más lejos, en verano, intente que mis padres me dejaran irme a un campamento de verano, de esos de tiendas de campañas, al lado del mar, el cual no he visto en mi vida, en el que poder nadar, hacer vela, surf, y un montón de cosas que las actividades de ese campamento nos ofrecían, además, podría relacionarme con gente no rica, que lo necesito bastante… ¿La respuesta de mis padres? No. No me dejaron ir, y las razones eran diversas, todas igual de tontas, que si se sudaba haciendo actividades, que si el mar podía ser muy peligroso, que si no podría dormir en  una tienda de campaña… Hasta que llegamos a la razón que de verdad les importa a ellos, era demasiado barato. En mi familia es fácil: si no es caro, no se compra, ¿A alguien le entra en la cabeza? Porque a mí no. Alex y Mark también querían ir, no les dejaron y las razones fueron las mismas, ¿Ahora entendéis cuando digo que la gente de mi pueblo da asco?
Por eso, este verano ni lo intento, prefiero ahorrarme el disgusto con mis padres, pasar de todo, quedarme aquí con las dos únicas personas que me importan y joder a los ricachones. Sin embargo, tengo muchísimas ganas de irme de este maldito pueblo.
Además, estoy harta de esta familia, todos tan perfectos… Estoy harta de mis padres, que me echan en cara como soy, y de mi hermano, por ser tan perfecto, de mis abuelos, porque no me ayudan con mis padres, de todos, en general, que nunca han hecho nada por mí, y nunca me han ayudado, por el simple hecho de que no aceptan que no soy como ellos, que no soy una doña perfecta y que no me comporto como ellos, que el dinero no me preocupa, tampoco lo que piensen de mí, lo único que me preocupa son mis amigos, y si mis familiares se preocuparan por mí, a lo mejor, yo también por ellos, pero no es el caso.
Hoy hace especial calor, yo diría que demasiado para ser finales de mayo, nunca ha hecho tanto calor por estas fechas. Alex, Mark y yo estamos en el parque de siempre, sentados en el respaldo del mismo banco de siempre, odiosa monotonía.

-Eh, Sea, ¿En qué piensas?- Oigo una voz demasiado lejana para estar a mi lado.
-¡Sea!- Gritan en mi oído.
-¡Ah! Joder, ¿Qué? – Digo un poco enfadada.
-Que te has ido al país de las maravillas- Dice Alex riéndose.
-Bah, no, que va, solo estaba pensando en que siempre hacemos lo mismo, ¿Por qué no hacemos algo diferente?
-Porque todos los de este barrio nos mirarían raro.
-¿Desde cuándo te ha importado eso Mark? ¿Te estás convirtiendo en uno de ellos? – Digo, y pongo una mueca muy rara, se ríen.
-No, pero es que no se qué podemos hacer…
- Puede que una guerra de globos de agua. – Propone Alex
-¿Los tres solos? Demasiado fácil daros a vosotras
- ¡Eh! – Gritamos las dos a la vez.

Los tres nos reímos, la verdad es que haga lo que haga, con ellos me lo paso igual de bien. Son igual que yo, Alexandra, Alex, tiene el pelo largo, ondulado tirando a rizado, y rubio, los ojos marrón miel y una nariz respingona muy graciosa. Mark tiene el pelo liso, negro, con flequillo hacia el lado, como los dibujos manga, para que os hagáis una idea, y sus ojos son azul celeste, con un poco de verde pistacho por fuera del iris.
Alex pone música en su móvil, pone All the small things de blink-182 pero enseguida nos ponemos de pie, no porque tengamos que hacerlo, pero es que han venido los pijos del colegio, bueno, todos son pijos, pero estos seis se llevan la palma. Todos nos miran con cara de asco y se paran delante de nosotros dispuestos a hacernos enfadar, aunque teniendo en cuenta como somos los tres, eso no les conviene.

-¿Cómo vais simplones? – Dice con aire superior Darla.
Darla es como la líder de ese grupo, digamos que prototipo Barbie, pero peor.
-Mejor que vosotros, creo – Contesta Alex sin pensarlo.

Alex se odia a muerte con ella, es demasiado orgullosa para aceptar lo que dice, a mi solamente me pone enferma, ella quiere matarla.

-¿Te crees muy lista Alexandra? – Dice Darla mirándonos con asco.
- Mas que tu – Contesta esta.
-¿A si? Pues que sepas, que no lo eres
- Oye barbie – Intervengo - ¿Quieres perder esos cuatro pelos asquerosos que tienes? Porque son fáciles de arrancar…
-Eh, tú a ella no le tocas un pelo.

Y ahí sale el traidor, Clos, le llamamos traidor porque antes era de los nuestros, de los diferentes, de la gente que no da asco, pero un día, habló con su madre de dios sabe qué, y desde entonces, se separo de nosotros para unirse a la banda de la barbie, desde entonces, nos insulta, aunque creo que le da un poco de pena el haberse separado de nosotros, o no…

-¿Y qué vas a hacer traidor? – Le miro desafiante.

Me mira desafiante, está claro que no tiene nada que decir, que se ha quedado sin palabras, asique salta barbie.

-No te lo creas tanto simplona, aquí, Clos, os daría una paliza a todos con los ojos cerrados.
- ¿A si? Pues que empiece contigo

La barbie la ha cagado, Alex se ha salido de sus casillas y no sé cómo han acabado así, pero se están tirando de los pelos que da gusto… Alex tiene un mechón de pelo en su mano derecha y tira de él, y Darla, sin embargo, le pisa con los taconazos que lleva.

-¿Pero qué hacéis? – Grita Mark, pero ellas no paran.
- Es esta idiota, ¡que no me suelta mi pelo recién salido de la peluquería! – Grita Darla.
-¿Idiota? ¡Eso no se lo dice ni dios!

de decir eso, corro hacia donde están con dos largas zancadas y le quito los tacones, todavía no sé cómo, a Darla, rompiendo el tacón de aguja por la mitad, y después me encarnizo con su pelo.

-¡Chicas! ¡Chicas! – Grita Clos sin intervenir.
-¡Tu no hagas nada que es malo!

Mark grita y se mete en la pelea para que nos separemos todas. Primero me separó a mí, que conseguí calmarme pronto, y luego a Alex, a la que siguió sujetando porque quería seguir con aquella pelea que en realidad era un poco absurda.
La barbie se tocó el pelo, quejándose. Alex se tranquilizó y se miró las manos, no pude evitar reírme, Alex tenía en su mano derecha un buen mechón de la larga melena rubia de la barbie, que había arrancado de su cabeza en la que ahora mismo, lo peor, era que tenía una pequeña calva, pequeña, casi no se veía, pero lo suficiente para que los tres nos riamos como no lo hemos hecho en la vida.

-¡Mirad lo que habéis hecho! –La barbie se lamente mientras los demás se van y le obligan a irse con ellos.

Los tres nos volvemos a quedar solos, pero se acaba nuestra tranquilidad cuando la madre de Alex la llama para que se vaya a cenar y se tiene que ir. Si con solo tres personas es aburrido, imagínate con dos, asique los tres nos despedimos y vamos a nuestras respectivas casas a cenar.

sábado, 4 de junio de 2011

Bienvenidas :)

Hola chicas, soy Marta Hurtado, quizás me recuerden de metroblogs como: Corrupted, betterrunforcover, historiassincontar o blowthecandlesout. He decidido hacer una historia que NO es de McFly, pero que espero que leais porque es muy importante para mi. Espero que la leais, y comenteis, porque enserio que es muy importante para mi, asique, un beso a todas y cada una de mis futuras lectoras :)